NOVIEMBRE UNO





Nunca me han gustado los primero de noviembre, el asunto de halloween no es tema para mi, bueno también por que esta costumbre extranjera no ha pegado mucho aun en mi pueblo tipo “macondo”, quizás por que el clima no lo permite y los niños mas que agarrar dulces agarrarian una pulmonía. La tradición que nos reúne una vez al año para recordar a los que se han ido para mi nunca ha tenido realmente una importancia tan marcada, lo veo como un gesto hipócrita, he visto gente llorar lagrimas de cocodrilo encima de sus deudos cuando en vida ni siquiera fueron capaces de brindarle una caricia al ser moribundo, una visita dominical o una llamada de un simple como estas.

En estos últimos tres años he sufrido la perdida de tres seres queridos. Partiendo por la de mi padre el 2004, de mi abuela el 2005 y hace poco de una tía, se podría pensar en un sino de mala fortuna pero no es otra cosa que el bien llamado ciclo de la vida, mi padre murió de cáncer tras fumarse 2 cajetillas diarias por casi 30 años .murió a la edad de 72 años. Mi abuela falleció a los 86 y mi tía a los 84, las dos acarreaban sendas enfermedades como diabetes y cáncer por lo que su partida fue realmente tomada por un descanso a sus afligidos cuerpos.

No hay nada peor que ver a un ser querido agonizando lentamente y uno con la impotencia de no poder hacer nada, del pedir inconscientemente que el piadoso se los lleve pronto para que dejen de sufrir pero a la vez nuestro egoísmo pide que ojala no se fueran nunca por que por dios que se extrañan, uno nunca se imagina el momento de la partida de alguien que te acompaña en el dia a dia. Tuve se podría llamar la suerte de que mi padre muriera prácticamente en mis brazos, falleció en nuestra casa tras una lenta agonía una madrugada de domingo de semana santa, de alguna forma mi padre se encargo de que no olvidemos la fecha de su partida. Me acorde de algo que me dejo muy intrigado. La noche en que mi padre agonizaba y antes de que perdiera la conciencia del habla ,el no dejaba de mirar la hora ,preguntaba a cada rato o para callado miraba de reojo, eso me intrigo mucho, como si el supiera la hora en que se iba a ir, se fue a las 5:30 de la mañana, se fue en un tranquilo respirar, el tramite de ponerle el traje y ponerlo en el cajón es algo que te marca a fuego, aun me acuerdo cuando le puse en el bolsillo una estampa de su club favorito y mi uñeta preferida .

Por eso ir al cementerio me es algo muy raro. Es cierto que ahí descansan tus seres queridos, y que es el lugar de encuentro para recuerdos y ofrendas florales. Pero yo solo veo cemento y fotos desteñidas por el sol. Para mi ellos no están ahí, están en mis recuerdos, en lugares, en eventos, olores y situaciones. No necesito una fecha ni un terreno de cal y granito para rendirle tributo, les rindo tributo a diario en mis recuerdos y mis pasos. Los mismos pasos que eran guiados por sus manos y consejos, los mismos pasos que me hacían tropezar, así me cayera cien veces, cien veces pedían que me levante, eso se extraña, a veces mi juicio se hace el sordo y me he quedado tendido un largo rato pero al final siempre me termino por levantar, me cuesta pero lo hago aunque tenga hecha trizas las rodillas.

1 comentario:

Silvana dijo...

ufff me emociono mucho tu post. Yo perdi a mi abuela hace dos meses, le dio un derrame cerebral....si se salvaba quedaria, probablemente en estado vegetal o con serio daño neurologico. Yo pedia a dios q se la llevara, para que descanse, despues de todo, su vida fue bien triste, pero el dia que me entere de su muerte no encontraba consuelo, se me desgarro el alma, y hasta el dia de hoy se me estremece el corazon al recordar esos momentos.

Concuerdo contigo en eso de que ellos no estan en el cementerio, se encuentran en nuestro recuerdos y en el amor que no muere....

Graicas por permitir desahogarme, es un tema que me afecta mucho.

Buen post y mucha furza

Saludos!!!!